Las primeras noticias de este templo datan del año 1069, cuando Ramon Guadall de Calders y su esposa donaron su dominicatura a la canónica de la Santa Creu de Barcelona. Las cosas probablemente no les iban demasiado bien a los Calders, por que poco después ofrecieron la iglesia, la sacristía, las casas y la mitad de la dominicatura a Gerbert Hug, así como algunas tierras situadas en los términos de los castillos de Segur y de Miralles.

Ya desde el año 1025 sabemos que el templo ejercía funciones parroquiales, tarea que desarrolló hasta la segunda mitad del siglo XVIII, pasando a ser una sufragánea de Santa María de Prats de Rei. Resulta curioso que pasara a depender de Prats de Rei, cuando se encontraba dentro del término del castillo de Miralles. El motivo es que quien se hizo cargo de la iglesia eran los miembros de la orden del Santo Sepulcro, que estaban en el priorato de Sant Miquel dels Prats del Rei.

El templo está formado por una sola nave, cubierta por una bóveda de cañón y rematada al este por un ábside semicircular. Tanto la nave como el ábside fueron sobrealzados, rompiendo la armonía con que fueron diseñados.

El ábside está decorado con parejas de arcos ciegos, separados por lesenas. En la parte central del tambor absidal se abre una ventana de medio punto y doble derrame.

Hasta el año 2006 el interior del ábside no era visible desde la nave, pues se había levantado una pared para convertirlo en sacristía y para servir de apoyo a un retablo barroco.

En 2001 se descubrieron restos de pinturas murales en la bóveda absidal, tras retirar varias capas de cal. También se decoró el arco triunfal con unas tonalidades rojizas, que correspondería a la decoración más antigua.

Posteriormente se decoró la bóveda absidal. En ella se distinguen dos partes bien diferenciadas y que corresponden a dos momentos diferentes. Las pinturas más antiguas son de carácter ornamental y se distribuyen por las zonas periféricas de la bóveda. Sobre un fondo blanco se dibujan en color rojo triángulos, cuadrados, círculos y algunas formas vegetales.

La parte central del ábside la ocupa una pintura más tardía y pintada directamente sobre la anterior. Representa a San Pedro en su cátedra con la tiara y acompañado por dos ángeles. Todo el conjunto está rodeado por una aureola circular decorada con motivos ornamentales.

Flanqueando el presbiterio se abren dos pequeños absidiolos, configurando una cabecera trebolada.

La decoración lombarda no sólo está presente en el ábside principal, si no que también se extiende por los muros laterales del templo.

La iluminación del templo se hace mediante tres ventanas de medio punto, aparte de la del ábside, dispuestas una en cada muro. Las de los muros norte y sur son de doble derrame, mientras que la del lado oeste tiene sólo una.

La puerta original se encontraba en el muro sur, pero no ha quedado ningún vestigio. El actual está situada en el muro oeste y es de factura muy sencilla. El campanario de espadaña de dos ojos, que corona este muro, es también de factura moderna.

Adosada al muro norte encontramos una curiosa estructura, Se trata de una especie de torre defensiva, a juzgar por el gran número de aspilleras que se abren en sus muros. Probablemente se construyó en el momento en que se sobrealzó el templo, pues la parte añadida a la nave también tiene numerosas aspilleras. Es evidente que estos dos espacios fueron añadidos con motivos defensivos.